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Cuando el mundo quiere enseñarnos el como estar entre los grandes, los cursos de superación personal nos dice que para lograrlo es necesario, estar entre los grandes, si quieres ser el mejor júntate con los mejores.
Los
seres humanos siempre buscamos ser los mejores, los discípulos de Jesús no eran
la excepción. V 1 “En
aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en
el reino de los cielos?”Cuando el mundo quiere enseñarnos el como estar entre los grandes, los cursos de superación personal nos dice que para lograrlo es necesario, estar entre los grandes, si quieres ser el mejor júntate con los mejores.
Y esta no era la primera vez en la
que los discípulos buscaban estar entre los grandes. Lucas 22: 24 “Hubo también entre ellos una disputa
sobre quién de ellos sería el mayor.”
La enseñanza de Jesús era muy
diferente a la del mundo o a lo que alguien esperaría oír. Para Jesús la
condición primordial para llegar a estar
entre los grandes era hacerse como niño. V 3 “y dijo: De
cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos.”
Dios nos invita no a sernos niños,
sino a conservar en nosotros algunas de las características que identifican a
un niño.
PROCESO: sobre todo Dios lo que nos
quiere decir es que para llegar a estar entre los grandes es todo un proceso,
el niño no se convierte en adulto de la noche a la mañana. Si queremos estar
entre los grandes es necesario vivir etapas de crecimiento, desarrollo, y
maduración.
Hoy en día hay mucho afán la gente
quiere las cosas de manera rápida, los niños ya quieren ser grandes, los pobres
quieren ser ricos. Los solteros quieren casarse, los casados quieren ser
solteros. No te esfuerces por salir pronto de cada etapa, más bien busca como
disfrutarla, cada momento de nuestra vida es importante y hermosa.
Cosas que identifican a un niño:
1. Un niño es humilde. V 4 “Así
que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de
los cielos.” Una
persona humilde es aquella que es capaz de reconocer sus propias limitaciones,
y sobre todo no se cree más que los demás.
2. Un niño no tiene prejuicios. V
8-9 “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y
échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos
manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. 18:9 Y si tu ojo te es
ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en
la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.” La
palabra no nos habla de manera literal, de lo contrario el mundo estaría lleno
de personas solo tronco, sin brazos, sin piernas y sin ojos. Lo que si nos quiere decir es que
debemos de cortar de nosotros todo aquello que nos impide avanzar y estar entre
los grandes. Tales cosas como: la envidia, la pereza, la amargura. Etc.
Los niños no nacen con prejuicios,
los niños nacen sanos y la sociedad o la misma familia los corrompe, ellos no
conocen de odio, de envidia o de cualquier otro prejuicio, el niño lo aprende a
medida que crece.
3. Un niño está siempre dispuesto
ayudar: V 12 “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y
se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a
buscar la que se había descarriado?” un niño sin prejuicios es capaz de darlo todo por agradar a
sus amiguitos.
Para Jesús la única forma de llegar
a estar entre los grandes es siendo como un niño y sirviendo. Lucas 22: 25-26 “Pero
él les dijo: Los
reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen
autoridad son llamados bienhechores; 22:26 mas no así vosotros, sino
sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que
sirve.”
4. Un niño perdona y olvida. V
21-22 “Entonces
se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete? 18:22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete,
sino aun hasta setenta veces siete.”
Los adultos somos quienes nos hemos llenado de rencor de tal
manera que nos es difícil perdonar y sobre todo olvidarnos de las ofensas
recibidas.
Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento
sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus
fuerzas aquello que desea