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jueves, 25 de octubre de 2012

Cuidando Nuestro cuerpo. Mateo 21


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El cuerpo es nuestra pertenencia más valiosa y, a menos que sintamos un profundo respeto hacia él y hacia nuestra persona, nunca lo cuidaremos como se merece. Sin ir más lejos, el mero de hecho de sentir amor ya refuerza el sistema inmunológico.
Ponte delante de un espejo, a ser posible que sea uno en el que puedas observarte de cuerpo entero, preferiblemente desnudo. ¿Cómo te sientes ante la imagen de tu cuerpo? ¿Qué tipo de sentimientos surgen?
¿Enfado, descontento, crítica, rechazo...? O ¿quizás experimentas sensaciones más positivas como amor, respeto, aceptación, cariño...?
Hacer este ejercicio es muy válido para las personas que saben que es lo que quieren y desean superarse, hay muchos que al descubrir sus defectos van a escoger la opción mas fácil, y la que la prefieren los mediocres, se va a echar a morir y va a renunciar. O puede tomar la opción más difícil y que solo la toman los valientes y los que saben para donde van, superarse, corregir y seguir tras la  meta hasta alcanzarla.
Razones por las cuales debemos cuidar nuestro cuerpo:
1. Nuestro cuerpo es lo único que Dios nos recibe como ofrenda. Romanos 12: 1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
2. El cuerpo no es nuestro. 1 Corintios 6: 19-20. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios
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3. Somos templo de Dios. 1 Corintios 3: 16-17. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
Jesús era un hombre de paz, lo único que logro sacarlo de casillas fue cuando encontró en el templo gente vendiendo y comprando animales. Mateo 21: 12 “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;” Jesús sabía muy bien lo que quería, por eso fue capaz de echar fuera a los mercaderes, ¿tu si sabes lo que quieres? que serias capaz de echar fuera de tu vida para lograrlo, pereza, desanimo, miedo, orgullo. Etc.
Lo que a Jesús le molesto fue que se cambiara el propósito para lo cual fue creada la casa de Dios. V 13 “y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” muchos de los que asistían a la iglesia eran negociantes de animales, por eso aprovechaban el día para realizar sus negocios en la iglesia, hoy ya no llegamos con ovejas, pero a través de nuestros celulares ya no atendemos a la palabra de Dios y lo más triste ya no podemos concentrarnos en la oración que es por lo cual nos congregamos, porque estamos ocupados en nuestros negocios o actividades personales a través del teléfono.
La ofrenda o el animal que tenía que ofrecerse a Dios tenía que ser perfecto y el mejor. En el tiempo de antes donde la mayoría podía criar sus animalitos, podían también ofrecerle a Dios lo mejor, pero cuando ya se compraba no se daba siempre lo mejor, en una operación de compra y venta por lo general el comprador, regatea para que lo que compra le salga barato. Definitivamente comprar la ofrenda no costaba lo mismo que criarla y encariñarse con ella para después tener que ofrecerla en sacrificio. 2 Samuel 24: 24 “el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
Jesús hacia esto porque tenía mucho celo por la casa de su padre. Juan 2: 17 “Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.” que tanto celo tienes tu por la casa de Dios, te molesta que otros te interrumpan por estar entrando y saliendo a contestar sus celulares o también haces lo mismo. Te gusta colaborar con la decoración y el aseo del templo, o eres de los que nunca tiene tiempo.
Que tanto celo tienes por lo que haces, ¿luchas hasta la misma muerte por conseguir lo que quieres o mantener lo que tienes?
Traer nuestro cuerpo a la casa de Dios y dejar nuestra mente en la casa, en los negocios, en el colegio, es lo mismo que traer ovejas para vender. Si has tomado la decisión de ir a la casa de Dios a la casa de oración, olvídate de todo lo de afuera, solo así podrás deleitarte y escuchar la palabra de Dios. Salmo 27: 4 “Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón
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Recuerda que nosotros somos templo de Dios. Juan 2: 21 “Mas él hablaba del templo de su cuerpo.” y nuestro cuerpo tiene un propósito, movilizarnos de un lado a otro, mostrarnos a los demás, ten celo de tu cuerpo no le introduzcas cosas que lo dañen, cuida tu alimentación, la falta de peso o el exceso son perjudiciales, con una buena alimentación y una buena rutina de ejercicios podemos mantener nuestro cuerpo de manera perfecta tal como Dios nos lo dio.
Recuerda nuestro cuerpo espiritual también necesita alimentarse y ejercitarse no dejes de congregarte como algunos tienen por costumbre. Hebreos 10: 25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
¡Ten en cuenta  si a Dios quieres escuchar tu celular debes apagar!


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