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Una persona no respira solo porque le mandan, una persona respira porque es una necesidad, si deja de respirar simplemente se muere. Estamos obligados a respirar si queremos vivir.
Una persona no respira solo porque le mandan, una persona respira porque es una necesidad, si deja de respirar simplemente se muere. Estamos obligados a respirar si queremos vivir.
Para el apóstol Pablo era necesario compartir
del evangelio, el no compartir para él era lo mismo que morir. 1 Corintios 9:
16 “Pues si anuncio el
evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay
de mí si no anunciare el evangelio!”
Anunciar
el evangelio es contarle al mundo que Cristo esta vivo y que él puede trasformar
nuestra vida.
Este mandato primero lo recibieron
las mujeres a través de un Ángel. Mateo 28: 5-7 “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No
temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue
crucificado. 28:6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved
el lugar donde fue puesto el Señor. 28:7 E id pronto y decid a sus
discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.”
Ellas obedecieron, es decir fueron.
Estaban asustadas y gozosas, como puede alguien estar asustado y gozoso, el
Apóstol Marcos nos lo explica. Marcos 16: 7- 8 “Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
16:8 Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.” Ellas estaban gozosas de que Jesús haya resucitado, pero asustadas por lo que tenían que hacer, ir y anunciar esa verdad.
16:8 Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.” Ellas estaban gozosas de que Jesús haya resucitado, pero asustadas por lo que tenían que hacer, ir y anunciar esa verdad.
Nada diferente a lo que sucede hoy
en día, recibimos el mandato a través de la palabra de Dios, todos sabemos el mandato de mateo 28: 19. Lo
conocemos como la gran comisión; pero muchas veces sentimos miedo de compartir
esa verdad, otros se avergüenzan de hablar de las maravillas de Dios.
Sucedió algo maravilloso en la vida
de estas mujeres gozosas de las maravillas de Cristo, pero temerosas de
compartir. Tuvieron un encuentro con Jesús. Mateo 28: 9 “he aquí, Jesús les salió al encuentro,
diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus
pies, y le adoraron.”
Y sabes lo más hermoso Jesús les
quito el miedo que ellas tenían. V 10 “Entonces Jesús les dijo: No
temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me
verán.”
Tu y yo necesitamos un encuentro
con nuestro amado Jesús, solo él puede quitarnos el miedo de servirle, el nos
da la fortaleza que se necesita para ser unas personas de compromiso.
El encuentro es de manera personal.
Marcos 16: 9 “Habiendo,
pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció
primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.” Cada uno
somos seres diferentes, con diferentes problemas y debilidades, no te compares
con los demás, Jesucristo nos trata a cada uno de manera particular. Jesús hizo
libre a maría de siete demonios. Cristo puede hacernos libres.
Solo cuando maría magdalena tuvo su
encuentro con Jesús pudo superar sus conflictos, y logro cumplir con el mandato
de Cristo. V 10 “Yendo
ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y
llorando.”
Solo si tenemos un encuentro
personal con Jesús podemos ser libres de todo complejo, podremos superar
nuestras debilidades, nuestros miedos; miedo a perder lo que amamos. Miedo a
dejar lo que por cuánto tiempo Etc. Y de esta forma llegar a ser perfectos como él
quiere.
María ya supero sus traumas, ahora
el turno era para los discípulos. Ella les compartió pero muchos todavía tenían
dudas. Marcos 16: 11 “Ellos, cuando oyeron que vivía, y que
había sido visto por ella, no lo creyeron.” El problema de ellos no era el miedo, el problema de ellos
era la incredulidad. ¿Cuál es tu problema?
Los discípulos tienen un encuentro
con Jesús, logran superar su incredulidad. Y él les recrimina por no haber creído.
V 14 “Finalmente
se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó
su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le
habían visto resucitado.” Si todavía te cuesta creer en el poder de Cristo, pídele
tener un encuentro con él.
Solo cuando tuvieron un encuentro
personal con Jesús, el les impuso en su corazón la necesidad de compartir y ser
útiles en la obra de Dios. Mateo 28: 18- 19 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra.
28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”
28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”
La única forma de hacer discípulos
para Cristo y no tan solo seguidores de milagros, es discipulando, es decir
enseñando toda su palabra. No solo lo que nos conviene. V 20 “enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
si tomamos la decisión de
convertirnos en verdaderos discipuladores, el se encarga de ayudarnos, y hacer
grandes maravillas. Marcos 16: 20 “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles
el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.”
Anhela un encuentro con Jesús el no solo
sanara nuestras heridas, también puede hacernos libres.