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El amor es algo maravilloso es sentirse bien al hacer sentir bien a alguien. Es ser feliz con la felicidad del ser amado.
El amor es algo maravilloso es sentirse bien al hacer sentir bien a alguien. Es ser feliz con la felicidad del ser amado.
La persona que ama está dispuesta
hacer cualquier cosa para que su amado(a) se sienta feliz.
Jesucristo
nos da ejemplo de ese verdadero amor. El estuvo dispuesto a derramar toda su
sangre por nosotros. Muchos con algo de esfuerzo y hasta sufrimiento hemos
llegado a donar un poquito de sangre para salvar una vida.
Pero algo diferente es tener que
dar la totalidad de la sangre para salvar a alguien. Para esto se necesitaría
mucho, pero mucho amor. Cristo no dudo en ofrecer su sangre. ¿Tu lo arias?
Jehová Dios requiere de nosotros
que lo amemos y no de cualquier manera, el quiere que lo hagamos con todo
nuestro corazón. Deuteronomio 6: 5 “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu
alma, y con todas tus fuerzas.”
La palabra de Dios encontramos una
escena de amor, no de amor erótico, sino de amor santo. Jesús está sentado
cuando de pronto entra una mujer y le vierte un perfume en su cabeza y no un
perfume cualquiera, era un perfume muy costoso. V 7 “vino a él una mujer, con un vaso de
alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él,
estando sentado a la mesa”
¿Tú que estas dispuesto a dar por
amor a Jesús?, y si es en tu vida personal que estas dispuesto a dar por amor a
tu familia, que estás dispuesto hacer por amor a ti mismo.
Cuando alguien toma la decisión de
amar y sobre todo a Jesucristo, encontramos oposición, critica, personas que
consideran que invertir en la obra de Dios es un desperdicio. V 8 “Al ver esto, los discípulos se
enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?” Note que los que
consideraban que eso era un desperdicio no eran personas de la calle, eran sus
propios discípulos, si tu eres una persona entregada no faltara el mismo
hermano de la iglesia que te critique por hacerlo y decir que para estar bien
con Dios no es necesario solo estar metido en la iglesia.
Dar por amor es invertir, por lo
tanto nuestra ganancia está representada en gozo, en felicidad, en tener ganas
y razones para vivir.
Muchas veces nuestras acciones nos
impiden que demos lo mejor, y hacemos que otros no lo hagan. Los discípulos se
opusieron motivados por judas. Juan 12: 3-6 “Entonces María tomó una libra de perfume de nardo
puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus
cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. 12:4 Y dijo uno de sus
discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 12:5
¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los
pobres? 12:6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino
porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.”
Pero maría sabía que si ella
sembraba también podía recoger no solamente en ella, de su siembra podían
beneficiarse su familia. Juan 11: 2 “(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió
al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)” si
nosotros servimos a Dios y sobre todo si lo amamos él se encargara de los
nuestros.
Con ese perfume lo que hizo maría
fue entregarse a Cristo para que su vida fuera transformada. Ella estaba
cansada de su manera de vivir. Ella no era una mujer buena, ella vivía de la
prostitución. Pero sabía que Jesucristo podría darle una nueva vida. Lucas 7:
37 “Entonces una mujer
de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del
fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;”
A ella le dolía la condición en la
que vivía y deseaba cambiar. V 38 “y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar
con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos” Dios
puede cambiar nuestra vida, pero debemos anhelarlo. Estaba enamorada de Jesús y
no se cansaba de besarlo. V 38 b “y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.”
Lo más hermoso de esta historia es
que Cristo nos ama a pesar de que el nos conoce, el sabe quién eres tú y quién
soy yo. V 39 “Cuando
vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera
profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es
pecadora.” Él lo
único que espera de nosotros es que nos arrepintamos y que estemos dispuestos a
entregarle lo que somos.
Entre más sucios hayamos estado y
entre más grande haya sido nuestro pecado mas deberíamos amar a Jesucristo.
Porque el ya nos perdono. V 40- 43 “Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón,
una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
7:41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
7:42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
7:43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.”
7:41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
7:42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
7:43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.”
El problema de nosotros los
cristianos es que cuando él nos perdona y consideramos que ya estamos bien,
dejamos de servirle. V 44 “Y
vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves
esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha
regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.”
Cuando nos acostumbramos a una
relación ya no expresamos nuestro amor. Todo se vuelve rutina. V 45 “No
me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.” Los
besos, las caricias, las palabras de amor es lo que enriquece una relación.
La costumbre y la confianza con una
persona hace que ya no la honremos. V 46 “No ungiste mi cabeza con
aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.” El cristiano moderno habla
del amor de Dios hacia el hombre pero muy poco del amor del hombre hacia Dios.
Alaba a Dios pero ya no le teme. Vive en pecado y le da igual.
Nuestro amor a Dios hace que el nos
perdone. V 47 “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amo mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.”
Si tú crees que tu pecado es muy
grande con más razón ama a Dios con todas tus fuerzas por que el está dispuesto
a perdonarte.